5/4/10

escribir lo que quieres


"Escribir lo que quieres", si se trata de escribir lo que te da la gana, no es fácil. Una cosa es querer y otra poder, y el autor constata continuamente la dificultad de alcanzar lo que se propone: si lo consigue (en el caso de que alguien lo haya conseguido totalmente alguna vez, alguna sola vez siquiera) habrá tenido que suponer un esfuerzo, un enorme esfuerzo, continuado, esmerado, atento, cuidadoso, más redundante que estos tres calificativos que acabo de emplear, porque los habrá tenido que emplear una vez y otra, recurrentemente, sin sucumbir al desaliento.
"Lo escribí de una sentada", "surgió así sin más", son excepciones que por eso mismo nos sorprenden, y aún así empleables para una ristra de versos, o para una canción o para un capítulo, pero difícilmente es creíble si se trata de todo un libro, sea narrativa o ensayo (¿no es narrativa un ensayo?). Así es como la prometedora libertad del escritor topa con la dificultad de su propia obra, con sus propios límites que no son otros que sus limitaciones, sus carencias, sus dificultades, y su en principio ilimitada libertad acaba resultando un arduo ejercicio de obligada humildad, de volverlo a intentar, algo conceptualmente alejadísimo del hacer 'lo que me da la gana', del capricho, de lo fácil.