26/6/07

que los escriban otros, los libros


"Deja el destino de la literatura en las buenas manos de los demás y abandona la vida a solas en tu habitación. Ni es vida, ni eres tú. Es diez garras arañando veintiséis letras. Si fueras al zoo y vieras un animal comportándose así, te parecería horripilante. 'Ya podrían colgarle un neumático del techo, para que se entretuviera columpiándose, o traerle un amiguete con quien revolcarse por el suelo.' Si vieses a alguien certificado de loco, sentado delante de una mesa, refunfuñando, y observaras el empeño que pone en conseguir algo sensato a partir de qwertyuiop y asdfghjkl y zxcvbnm, si lo vieras absorto en ello, hasta el extremo de renunciar a todo por tres palabras carentes de sentido, te quedarías abrumado, agarrarías del brazo a su guardián y le preguntarías: "¿No se puede hacer nada? ¿Un antialucinógeno? ¿El quirófano?"

..."El derecho a ser estúpido. El derecho a ser un vago. El derecho a ser uno y nada. En vez de soledad, compañía; en vez de silencio, voces; en vez de proyectos, aventuras; en vez de veinte, treinta, cuarenta años más de concentración implacable y atormentada por la duda, un futuro de diversidad, de ocio, de abandono. No querer transformar lo que hemos recibido. Rendirse sin condiciones a qwertyuiop, asdfghjkl y zxcvbnm: que tales tres palabras lo digan todo."

Philip Roth: Zuckerman encadenado: La lección de anatomía.

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