27/12/09

Intenciones originales y relecturas.


Leo hoy en El País, el artículo de Justo Navarro sobre Himno, la novela de Ayn Rand en la se basó la película El Manantial, en la que Gary Cooper hacía de arquitecto idealista. Esta película debieron pasarla, por higiene mental, durante el boom inmobiliario que ha terminado en el estallido de la burbuja que a todos nos trae por la calle de la amargura de un modo u otro, directa o indirectamente. Pero no sólo por su relación directa con la construcción. Ahora se está leyendo a la autora de la novela de un modo muy curioso. Pero de eso ya se ocupa en su artículo Justo Navarro. Yo me quedo con las frases que entresaca y con las que empieza su artículo:

"Es un pecado escribir esto. Es un pecado pensar palabras que otros no piensan y ponerlas en un papel que otros no ven. No hay transgresión más siniestra que actuar o pensar a solas. La ley dice que nadie puede estar solo, pues ésa es la gran transgresión, la raíz de todo mal". Son palabras del principio de Himno (1937).

A la dificultad de escribir, 'las dificultades' de pensar por cuenta propia, no las naturales, consecuencia de la tarea de pensar o de escribir, sino las añadidas, las ajenas. Y todo para que posteriores relecturas puedan ser tan sesgadas que instrumentalicen lo que acaso fue escrito con un sentido muy diferente, y que podrán ser reutilizadas con propósitos alejados de los originales concebidos por su autor.